Las Redes Sociales: Un Campo de Guerra
- Jose Luis Torres
- 3 jul
- 4 Min. de lectura

Luego de un largo y cansado día, incontables veces he llegado a mi casa con la intención de tener un tiempo de ocio, en el que pueda “desconectar” o “apagar el cerebro”. Pero no hay tal cosa como “apagar el cerebro” cuando nos introducimos en alguna de las redes sociales, o nos sumergimos en una serie o película de moda en alguna de las famosas plataformas de streaming como Netflix o Disney plus. Buscando un descanso he acudido a estos medios pensando que es un escape inocente; ¿pero realmente lo es?
Estando bien intencionados, entramos, sin darnos cuenta, a un campo de batalla ideológica y espiritual que puede moldear sutilmente nuestras convicciones, emociones y cosmovisión. Por ello es indispensable entender que desde una perspectiva bíblica no existen áreas neutras en nuestra vida.
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. Efesios 5:15-17 (NVI)
El tiempo libre mal administrado puede convertirse en un terreno fértil para la distracción espiritual y la deformación doctrinal. Las redes sociales no son simples plataformas de contenido: son sistemas diseñados algorítmicamente para moldear deseos, opiniones y comportamientos. El entretenimiento ofrecido no es neutral; muchas veces está impregnado de filosofías contrarias al evangelio: relativismo moral, hedonismo, ideología de género y una cosmovisión centrada en el yo. Cada “reel”, “post” o “story” actúa como una semilla que, si no se filtra con discernimiento bíblico, termina impregnándose en nuestro corazón.
No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Salmos 101:3

Cada vez es más común el buscar relajarnos en las redes sociales, pero sin saberlo pudieran estar entrenando nuestros afectos en la dirección opuesta a Cristo. Al consumir contenido vacío o sutilmente contrarios a la verdad, el corazón comienza a adormecerse frente a la verdad. Una película, un podcast o un reel no es solo un proyecto audiovisual, tiene implicaciones ideológicas adheridas a la visión del proyecto. En Legado hemos producido pequeños cortometrajes, y está intencionado desde el más pequeño movimiento de cámara, hasta el mensaje implícito en el mismo. Aún el contenido más absurdo puede tener una carga ideológica.
Según un estudio de Frontiers in Psychology, el contenido digital puede influir en la identidad social y en la percepción de la realidad de los jóvenes, quienes a menudo buscan validación y sentido a través de interacciones en las redes sociales. Por eso el cerebro no se apaga hasta que se apagué. Y por muy absurda que parezca la expresión, no existe tal cosa como apagar el cerebro mientras estamos recibiendo un sinnúmero de estímulos en imágenes, videos, efectos de sonido y textos. Si el contenido digital puede influir en la identidad social y en la percepción de la realidad de los jóvenes, entonces la Iglesia debería estar presente en ese contexto digital, y los padres deberíamos aterrorizarnos ante el mundo de posibilidades al que estamos exponiendo a nuestros hijos.
Un estudio de Pew Research Center revela que el 64% de los adultos en EE. UU. consideran que las redes sociales son una fuente importante de noticias, lo que indica que la información consumida en estas plataformas puede moldear opiniones. La vulnerabilidad no está solo en nuestros adolescentes, podríamos estar siendo víctimas inconscientes. Las redes sociales son capaces de difundir información rápidamente, que sirve tanto para la promoción de buenas causas como para la propagación de desinformación y propaganda.
Este es un peligro real que se refleja en el acelerado crecimiento del movimiento LGBTQ+. En un artículo de NBC News, escrito por Jo Yurcaba, y publicado el 17 de Febrero del 2022; Yurcaba habla del crecimiento y aceptación social de las identidades sexuales no binarias. En el mismo se cita una encuesta de Gallup, que a mi criterio, nos muestra una realidad en la que no se enfoca ni la encuesta ni el artículo.
Más de 1 de cada 5 adultos de la Generación Z, o el 21 %, se identifican como LGBTQ, según Gallup. Esto representa casi el doble de la proporción de los millennials (de 29 a 44 años, con un 10,5 %), y casi cinco veces la proporción de la Generación X (de 45 a 60 años, con un 4,2 %). Menos del 3 % de los baby boomers (de 61 a 79 años) se identifican como LGBTQ, en comparación con tan solo el 0,8 % de los tradicionalistas (de 80 años o más).
(Las edades de la encuesta fueron actualizadas al año de la publicación de este artículo en legadopr.com)
¿Será que la generación Z es más abierta a la sexualidad diversa, o esto es porque ha sido la que más a estado expuesta a esa propaganda? Desde super héroes bisexuales hasta competidores trans en ligas femeninas de deportes, defendidos y celebrados por sectores políticos que creen que la intimidad también es política. La absurda dosis de contenido sexual en productos dirigidos a niños y adolescentes. Los famosos influencers de las distintas plataformas sociales, que por miedo a la cancelación se unen a las filas militantes. Las marcas que en el mes de Junio se visten de arcoíris celebrando la “diversidad”. Todo este continuo bombardeo ha llevado a que la generación Z sea la más afectada por estas distorsiones.
Cuando desbloqueamos el celular y entramos a alguna plataforma social, realmente estamos introduciéndonos en un campo de guerra. El creyente no puede permitirse bajar la guardia, ni siquiera en su tiempo libre. Si bien es cierto que las redes sociales son herramientas útiles, también son campos minados de ideologías y pasiones que nos alejan del evangelio. Seamos sobrios, seamos vigilantes (1 Pedro 5:8), y que aún en nuestro tiempo de ocio, podamos decir con sinceridad:
En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios. 1 Corintios 10:31 NVI
Únete a Legado Misiones y juntos dejemos un legado de bendición en cada familia de la comunidad 3 de Enero, en Soyapango, El Salvador. Más información aquí.

Comments