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Lujuria y pornografía en el altar




¿Sabías que aproximadamente una de cada siete búsquedas en internet está relacionada con pornografía? Según datos recientes, el sitio web de pornografía más visitado del mundo ha alcanzado niveles de tráfico que lo sitúan casi al nivel de Netflix. Alguno pensará: "el mundo está sumerjo en lujuria y depravación sexual". ¿Y si le digo que los altares de Iglesias evangélicas no están exentos a ministros con tales ataduras?


“The Barna Group” hizo un estudio en línea, que incluye 432 pastores adultos y 338 pastores jóvenes. El informe revela que el 57% de los pastores adultos admitieron luchar actualmente o en el pasado contra este mal. Mientras que el 64% de los pastores jóvenes admitieron lo mismo. El 14% de los líderes de mayor edad dijeron que actualmente están sumergidos en este mal, y de igual forma el 21% de los líderes más jóvenes.


Educación deficiente en el hogar

La enorme mayoría de las personas tienen un primer encuentro con la pornografía por curiosidad. Pero esa curiosidad es incentivada por la falta de educación del tema en cuestión, sobre todo en el caso de los adolescentes. En las relaciones interpersonales la comunicación debe ser intencional. Hay temas que hablar con nuestros hijos que no podemos vivir pensando que en algún momento, orgánicamente, se dará la conversación. Si en casa no impartimos una sana enseñanza con fundamento bíblico sobre la sexualidad, nuestros hijos desarrollarán una visión corrompida de ella, que es la que enseña Hollywood, Netflix, Disney y escuelas con curriculum de perspectiva de género.


¿Donde está el problema?

El acto del adulterio y el adulterio aunque no son lo mismo, ambos son pecado. La tradición judía a menudo enseñaba que solo la acción del adulterio era pecaminosa. Sin embargo, Jesús habló más directamente al corazón, enseñando: Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. (Mateo 5: 27-28).


¿Cuáles son los pensamientos que descansan en nuestra corazón? Dios nos ha dado espíritu de dominio propio (2 Timoteo 1:7), lo que nos ayuda a nuestra sujeción a su voluntad. Esto implica la necesidad de una estructura de vida alineada a la Palabra, que honre a Dios y sume a la formación del carácter de Cristo en nosotros. Esto es un estilo de vida, algo que trasciende a la experiencia de culto de la comunidad de fe.


¿Suman tus hábitos a la formación del carácter de Cristo en ti?

Así como nuestro hábitos alimenticios terminan definiendo nuestra salud, nuestros hábitos de consumo audiovisual terminarán formando, o en el peor de los casos, deformando el carácter. Considera el consejo de Pablo a los filipenses: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8).


cierra las puertas

¿Cuales son las imágenes y las voces con las que estamos llenando nuestra mente? ¿Como es nuestra dieta audiovisual? La sensualidad se ha convertido en un recurso de marketing, y esto hace que el cristiano, en el universo de las redes sociales, deba ser extremadamente cuidadoso con el contenido que decide consumir. Muchas veces nos adentramos a las redes sociales pretendiendo "apagar el cerebro", pero nunca quedamos indiferentes ante esas imágenes. Quienes tienen un historial de lucha contra la pornografía, deben identificar cuales son esas puertas de acceso que alimenta su vulnerabilidad.


Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. (Mateo 5:29).


Las palabras de Jesús no deben ser interpretadas de manera literal. Porque incluso con todo tu cuerpo mutilado puedes seguir pecando con tu mente y corazón. Jesús solo hacia uso del recurso "hipérbole" para enfatizar algo importante. Una forma más correcta de interpretar el texto es qué hay que arrancar, quitar o desechar aquello que puede llevarnos al contacto con el pecado. Recordemos que la tentación es la única batalla que ganarás huyendo. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. (2 Timoteo 2:22)


venciendo la vergüenza

El estudio de Barna agregaba: el 87%  por ciento de los pastores dicen que sienten mucha vergüenza por esto y el 55% dicen que viven en constante temor de ser descubiertos.



El cerebro responde a la estimulación sexual liberando dopamina, un neurotransmisor asociado principalmente a la anticipación de recompensa que también desempeña un papel en la formación de recuerdos y la adquisición de información en el cerebro. Esto implica que cuando el cuerpo busca, por ejemplo, comida o sexo, el cerebro recuerda qué acciones llevar a cabo para obtener el mismo placer que en ocasiones previas. En lugar de buscar la realización o gratificación sexual con su pareja, los consumidores habituales de pornografía tienden a recurrir a sus dispositivos electrónicos, como teléfonos u ordenadores, cuando el deseo surge. Lo peo es que la adicción a la pornografía puede llegar a causar: Aislamiento; Sentido de culpa; Inseguridad; Insatisfacción; y en los peores casos disfunción.


Debido a lo reservados que solemos ser los cristianos respecto a estas temáticas, quienes luchan contra esta atadura, difícilmente cruzan la barrera del temor y la vergüenza para ir a buscar ayuda. Si el 57% de los pastores adultos del estudio de Barna admitieron luchar actualmente o en el pasado contra este mal, y el 64% de los pastores jóvenes reconocen lo mismo, entonces hablamos de un serio problema en las comunidades de fe. El primer paso para vencer será reconocer el problema, seguido de la confesión ante alguien capaz de ofrecer la ayuda correspondiente.


¿Cómo crees que deberían trabajar las Iglesias este tema? Estaremos muy contentos de poder leer su opinión al respecto.

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